La conveniencia de seguir utilizando la metodología tradicional o apostar por la implantación de las nuevas metodologías denominadas activas

La conveniencia de seguir utilizando la metodología tradicional o apostar por la implantación de las nuevas metodologías denominadas activas

(Joan Gil Oliveras, treball per a la Universitat VIU)

El hombre es un auriga que conduce un carro tirado por dos briosos caballos: el placer y el deber. El arte del auriga consiste en templar la fogosidad del corcel negro (placer) y acompasarlo con el blanco (deber) para correr sin perder el equilibrio (Platón)

Algunas nuevas metodologías son la ludificación (gamificación) y los que provenimos del mundo de la educación no formal lúdica, “en el lleure” (no hay traducción en castellano, pero sería como los boy scouts), podemos comenzar a tener un lío grande sobre qué tiene que hacer la escuela y el instituto y qué los espacios de educación no formal, porque se estan desdibujando los límites. Uno de los problemas que tenemos en la educación “en el lleure” es la poca formalidad de los adolescentes (sé que suena conservador, pero no tiene nada de malo querer un poco de formalidad cuándo es necesaria), la falta de orden y de ganas de trabajar, recoger materiales y hacer caso a las indicaciones de los monitores y monitoras. Esto se puede trabajar en nuestros espacios pero se entiende que la família (o entorno tutorial) y la escuela-instituto son los agentes socializadores que deben trabajar estos elementos más basados en el deber del que habla Platón. Porque si todos olvidamos que no todo es placer, sino que hay deber y forma parte del satisfactorio placer de conseguir objetivos a través de la cultura del esfuerzo, nadie va a desarollar el control, el compromiso, el deber. Esto es un peligro.

El feminismo de cuarta oleada hace una comparación muy esquemática y sin grises entre amor romántico (amor antiguo) y nuevas relaciones amorosas (basadas en la libertad, la autonomía y la dignidad de la mujer). Pero es una caricaturización y simplificación de lo antiguo y lo nuevo que se propone, es una dicotomía útil para el combate ideológico pero alejadas de la realidad, mucho más compleja. El amor con romanticismo es perfectamente conservable, lo que no lo es, a mi entender, es la idea de “medía naranja” y los roles de género basados en una posición de poder del hombre. Lo mismo parece que sucede con “la metodología tradicional” (como si sólo hubiera un tipo) y “las nuevas metodologías denominadas activas” (que quizás no sean tan nuevas si estudiamos la historia de la Escuela Moderna de Ferrer i Guàrdia). Todas aquellas características de una “mala educación” se incluyen en la descripción de la “metodología tradicional” y las expectativas de mejora se inscriben en la descripción de “las nuevas metodologías”.

Por eso en Internet, encontramos, por ejemplo en una escuela formación profesional de educadores (Forma Infancia European School, 2019) esta distinción, con concepciones, como ellos indican, “antagónicas”:

        "La Escuela Activa:

  • Parte de las necesidades de los alumnos y toma en cuenta sus intereses.

  • El papel del profesor es el de estimular al alumno para que se sienta motivado en su proceso de aprendizaje.

  • El alumno tiene el acompañamiento del maestro y su relación es horizontal. Construye el conocimiento junto con los alumnos.

  • La evaluación del progreso de los alumnos es global. No se evalúan áreas o materias mediante exámenes.

  • Las normas se establecen de común acuerdo entre todos.

  • Las sesiones pueden realizarse no solo en el aula, sino en la totalidad del entorno escolar.

  • La disciplina es consensuada entre todos.

    La Escuela Tradicional:

  • Su objetivo es que se aprendan los contenidos de las materias y de las asignaturas que se deciden fuera del aula.

  • Los alumnos no deciden qué, cómo o cuándo aprender. No se prioriza partir de los conocimientos del alumno.

  • El profesor es el centro de la enseñanza. El método es la autoridad y el alumno está en una posición de pasividad. Solo recibe conocimientos.

  • Se evalúa mediante exámenes para que se alcancen los objetivos planteados.

  • Las sesiones se realizan únicamente en el aula.

  • La disciplina la imparte el profesor”.

En la línia de mi compañera Beatriz Jiménez, voy a poner el contrapie para defender algunos aspectos de lo que se considera un método de la “metodología tradicional”: la clase magistral. Es cierto que la atención de los jóvenes va disminuyendo (Jesús Espinosa, 2023) y esto conlleva que la educación formal reglada tenga que hacer unos ajustes para poder resistir o adaptarse a esta realidad. Pero mis recuerdos de juventud me recuerdan brillantes clases magistrales hechas por profesorado ilusionado, comprometido y apasionado. También casos menos positivos (aquí las nuevas metodologías pueden complementar los límites del profesorado para la concentración e interés del alumnado).

No quiero que la clase magistral (con debate posterior, eso sí) desaparezca, no lo veo lógico. Si nuestra sociedad actual, aunque tenga menor atención, está acostumbrada a la maratón de series (podrían ser documentales también, el binge watching), no entiendo porque no podemos escuchar un profesor o profesora 45 minutos y luego hacer un debate enriquecedor. Habría que formar mejor al profesorado para potenciar sus características de atracción, persuasión, de extraer su pasión. Y es cierto que la ciencia educativa y neurológica nos indica que habrá momentos de desconnexión mental, pero la mayor parte podrá ser escuchada, entendida y integrada si la experiencia es de agrado, curiosidad y admiración.

Es importante que haya un equilibrio entre aprender en base a habilidades, capacidades y competencias, centrada en el trabajo práctico, como hacen las nuevas metodologías activas, con la teoría, con el (re)descubrimiento, la recepción e integración de conocimientos, que querían garantizar des de las metodologías tradicionales. La reflexión de un profesor universitario, encontrada en una bitacora (Antonio Pantoja, 2011) me parece muy oportuna: “Mi apuesta por metodologías activas, como trabajo cooperativo, aprendizaje basado en problemas, estudio de caso, etc., así como una evaluación contextualizada que atienda al proceso fundamentalmente y se adapte a las necesidades y la realidad de cada alumno, ha ido puliéndose y mejorándose con el paso de los años. Tenía claro que había conseguido mantener el interés de los alumnos por los planteamientos de la materia y su actualidad, propiciar reflexiones críticas y debates en clase y fuera de ella (foros y blog), aumentar el nivel de asistencia a tutoría, mejorar notablemente la capacidad de gestión de la información y otras muchas competencias que se requieren a los profesionales de la educación, la psicopedagogía y la orientación. Pero, curso tras curso notaba que falta algo al modelo de trabajo (…) Fue entonces cuando caí en la cuenta de un asunto que por trivial había permanecido oculto en un segundo plano ¿cuál era el grado de relación entre la metodología activa propiciada en mis clases y los conocimientos reales de la materia? Me refiero a los contenidos”, y se dió cuenta de que a nivel de conocimientos básicos había fuertes vacíos. Por eso, introdujo un elemento tradicional: un examen de contenidos, dónde se dio cuenta de las mejoras que había que tener el proceso de enseñanza-aprendizaje a partir de ese momento para conseguir un nivel de conocimientos teóricos óptimo.

Más allá de nuestras preferencias, basadas por lo tanto, en nuestras experiencias personales, creo conveniente ir a los estudios que nos hablan de los resultados que la investigación educativa (con sus límites) nos ha podido indicar.

Como indica el estudio realizado “por Tippelt y Lindemann (2001), [este] pone en valor el aumento de la motivación e implicación del alumnado, así como su compromiso en el propio proceso de aprendizaje. De igual manera, el profesorado que se inicia en este camino afirma sentirse más motivado, más implicado y más comprometido con su tarea docente (López, Ugalde, Rodríguez y Rico, 2015). Además, cabe resaltarel bienestar emocional del alumnado gracias a la flexibilidad, la funcionalidad y los retos que conllevan las metodologíasactivas (García-Vega, 2012); así como la inclusión (García-Rubio, 2017)y la atención a la diversidad de todo el alumnado y el reconocimiento de diferentes inteligencias” (Muntaner, Piña i Mut, 2020). Los datos validan que las nuevas metodologías, que el nuevo paradigma pedagógico, tiene valedores científicos.

El análisis “El impacto de las metodologías activas en los resultados académicos” (Muntaner, Piña i Mut, 2020) comparaba dos escuelas, dos modelos, el tradicional y el de metodologías activas, y basandose en las calificaciones académicas, el nuevo modelo se situaba por encima del viejo (ídem, pág. 106)

Antes pero quiero compartir algunas diferenciaciones que me parecen las más objectivas que he encontrado (ídem, pág. 98; y Vera, Morales i Villanueva-Mascort, 2022), sin demasiado juicio de valor detrás:

  • Entendemos como metodología tradicional aquella centrada enlos productos o resultados en la que las estrategias didácticassiguen una secuencia lineal, que comienza en la trasmisión-explicación desde el profesor y el libro de texto, que todavía es la herramienta mayoritaria en el aula (Trevé, Estepa y Delval, 2017),y que finaliza con una evaluación sumativa o final con la memorización de contenidos por parte del alumnado (Yus, 1998).

  • Por otro lado, las metodologías activas actualmente se considerancomo un concepto novedosoen nuestro sistema educativo, la verdad es que autores como Pestalozzi, Fröebel o Dewey ya utilizaban estos términosa principios del siglo XX. Existe pues un recorrido histórico en la educación que pone de manifiesto los beneficios de esta concepción de la educación.Aunasí, éstas se consideran novedosas ya que el sistema educativo se ha basado en todo este tiempo enlas directrices deun modelo tradicional que perdura hasta la actualidad”.

El modelo educativo basado en competencias incluye el aprendizaje basado en proyectos o problemas, el estudio de casos, el aprendizaje entre pares (colaboración y trabajo en equipo para adquirir conocimientos), gamificación, etc. (ídem, 2022).

Por lo que respecta a la investigación científica sobre la didáctica educativa, los estudios indican que:

  • La clase expositiva prevalece en muchos docentes universitarios. Pero, según la literatura especializada, no prevalece en los resultados de aprendizaje del estudiantado (Goffe y Kauper, 2013; Freeman et al., 2014; Stains et al., 2018; Martella et al., 2021; Vera, 2002a; Vera, 2022b; Vera, 2022c; Vera y García-Martínez, 2022). Entonces, todo parece indicar que las alternativas a las clases expositivas, basadas en estrategias de aprendizaje activo, producen más aprendizaje y otros mejores resultados en nuestros estudiantes”. (ídem, 2022)

  • Los resultados de los datos obtenidos de la discusión por grupo focal nos permiten concluir que la mayoría de estudiantes participantes considera que las clases más interactivas, basadas en el trabajo colaborativo, son mucho más productivas que las clases tradicionales de tipo expositiva. Por tanto, podríamos concluir que los dos principales métodos de aprendizaje-enseñanza en la educación superior actual son el aprendizaje activo (enfoque interactivo) y la enseñanza tradicional (enfoque expositivo)”. (ídem, 2022)

  • Diversos investigadores educativos (Hake, 1998; Athanassios y Komis, 2001; Hänze y Berger 2007; Gita y Carr, 2008)1,2,3,4 han encontrado que la enseñanza tradicional tiene escasa efectividad en lograr un cambio conceptual aceptable de los conceptos de la Física, estas deficiencias han promovido la necesidad de un cambio en el tipo de enseñanza de la misma y se han propuesto diversas metodologías de enseñanza para incrementar la ganancia conceptual en el aprendizaje. Como resultado, varios autores a lo largo del tiempo han realizado investigación educativa de la Física (Halloun y Hestenes, 1985)5 y han podido comprobar la eficiencia de diferentes estrategias de enseñanza, de allí se deriva la necesidad de desarrollar materiales que apoyen la enseñanza de la Física e incrementen la calidad de la educación, aprovechando los resultados de investigación” (Benítez y Mora, 2010).

  • Una forma de medir la ganancia conceptual de los diferentes procesos de enseñanza-aprendizaje es la tasa de la ganancia de Hake: “Los estudiantes adquirieron una mayor comprensión y habilidad en la adquisición de conocimientos, los resultados obtenidos por Hake para cursos con enseñanza tradicional (conferencia) señalan que normalmente aumentan los resultados pre y pos en un 20%, mientras que los cursos que usan métodos interactivos de enseñanza aumentan la ganancia normalizada es de hasta un 70%, con los materiales que se diseñaron se obtuvo una ganancia promedio del grupo del 71.55%” (ídem, 2010)

Por desgracia, hay mucha literatura sobre los dos modelos de enseñanza-aprendizaje hechos para estudiar sus efectos en las universidades pero no en los institutos. Por lo que tenemos que coger estos datos con precaución.

Por otro lado, ¿qué opinan diferentes expertos críticos con las nuevas metodologías activas? (Marqués, 2021):

  • Con tanta innovación y metodología activa, estamos creando una generación que sólo trabaja si hay un premio, un refuerzo positivo y de fuera y eso según Kohlberg es un estadio que debía haberse pasado con 7 años», escribía en Twitter un lejano 20 de febrero el orientador Juan Morata, en respuesta a la profesora Lola Morales, que se quejaba de la comodidad y la falta de autoexigencia que estaba detectando últimamente en los alumnos (…). Yo echo en falta la motivación interna, que el alumno no busque el premio, los puntos, sino aprender. La escuela no está para estimular constantemente la dopamina del alumno a base de un aluvión de estímulos externos, pues la dopamina además funciona como una droga”

  • El experto en Psicología cognitiva de la memoria y el aprendizaje Héctor Ruiz Martín, autor de ¿Cómo aprendemos? (Graó), intenta desde hace tiempo desterrar mitos seudocientíficos sobre el aprendizaje. Entre ellos, el que se atribuye al pedagogo Edgar Dale, la pirámide del aprendizaje, según la cual cada método llevaría aparejados unos porcentajes de retención del alumnado, siendo esta de un 5% en una clase magistral, de un 10% leyendo y de un 75% si se practica haciendo cosas (learning by doing)”. Este punto es clave, porque nunca se pone en tela de juicio.

  • Se dispone de datos tanto el impacto y evidencia del aula invertida y del aprendizaje basado en problemas centrados en las universidades y con resultados aún muy poco convincentes.

Hay un estudio de Grado (Campos, 2014) que se cierne sobre una escuela de Primaria. La opinión sobre los docentes y los familiares (por lo tanto, subjetivos) indicaban que la metodología tradicional recibía muy mala nota (3,2/10 de media) a diferencia de las metodologías activas, tanto en técnicas, atención personalizada, participación familiar, instalaciones, etc. No obstante, es un estudio basado en las opiniones del entorno del alumnado. Pero nos sirve para indicar que escuelas que usan metodología activa como la estudiada, tienen buen reconocimiento por parte de su entorno. Muy interesante, ahora que con los malos resultados de PISA, sobre todo en Catalunya (dónde aún no se implementan las nuevas metodologías en todas las clases), se ponen en duda estas nuevas metodologías.

En conclusión, parece que un equilibrio sea lo más adecuado, pero también hay que tener en cuenta que métodos son más adecuados según el perfil de cada profesor/a. Si el profesorado no tiene pasión o no sabe usar nuevas metodologías (o viejas), lo más clave, es que se forme, y mientras tanto construye el proceso de enseñanza-aprendizaje según sus habilidades. Una vez, tengamos las capacidades para usar los diferentes métodos (y para eso sirven los planes piloto también), el profesorado tienen que elegir el que sirva más a los intereses del proceso -que no siempre tienen que coincidir (aunque haya que tenerlos en cuenta, lógicamente) con los del alumnado. Cómo indica Ismael Sanz, que es profesor de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, “la mejor forma de enfocar la Educación es combinando metodologías activas y tradicionales. «Así se logra aprovechar las ventajas de cada una de ellas y evitar las desventajas de usar solo una de ellas». Cita Sanz al profesor de la Universidad de Lund Jan BIetenbeck, que demuestra cómo las metodologías tradicionales mejoran la resolución de tareas rutinarias y conocimientos factuales y las modernas, el razonamiento. Se complementan. Lo óptimo es combinar ambas”.


Bibliografía

Redacción (2019) Venajas de la escuela activa. Enlace disponible el 7/4/2024 en: formainfancia.com/ventajas-de-escuela-activa [Un documento similar: https://es.slideshare.net/javier_atletico/tabla-comparativa-entre-escuela-tradicional-y-escuela-nuev]

Espinosa, Jesús (2023). ¿Terminarás de ver este reportaje? Por qué cada vez tenemos menos capacidad de atención. Enlace disponible el 7/4/2024 en: newtral.es/capacidad-atencion-concentracion-psicologia/20230923

Pantoja Vallejo, Antonio (2011) Metodologías activas y aprendizaje tradicional. Enlace disponible el 7/4/2024 en: https://blogs.ujaen.es/apantoja/?p=82

Muntaner Guasp, Joan Jordi; Pinya Medina, Carme, i Mut Amengual, Bartomeu (2020) El impacto de las metodologías activas en los resultados académicos. Enlace disponible el 7/4/2024 en: https://revistaseug.ugr.es/index.php/profesorado/article/view/8846/pdf

Vera, Fernando; Morales, Micaela y Villanueva-Mascort, Guimel (2022) Aprendizaje activo versus enseñanza tradicional: Estudio de caso con estudiantes de grado de un Tecnológico mexicano. Transformar Electronic Journal. Enlace disponible el 7/4/2024 en: revistatransformar.cl/index.php/transformar/article/download/62/34

Benítez, Y. Y Mora, César (2011) Enseñanza tradicional vs aprendizaje activo para alumnos de ingeniería. Enlace disponible el 7/4/2024 en: https://www.revistacubanadefisica.org/RCFextradata/OldFiles/2010/vol.27-No.2A/RCF27-2A-2010-175.pdf

Campos Gutiérrez, Eva (2014) Las metodologías tradicionales de enseñanza desde la perspectiva de los familiares y docentes del Colegio Andolina. UNIR: Enlace disponible el 7/4/2024: https://reunir.unir.net/bitstream/handle/123456789/2236/Campos-Gutierrez.pdf?sequence%20=1&isAllowed=y

Marqués, Saray (2021) Metodologías activas: ¿hacen de la escuela un lugar mejor? Enlace disponible el 7/4/2024 en: magisnet.com/2021/09/metodologias-activas-hacen-de-la-escuela-un-lugar-mejor

Vídeo para profundizar en si son tan antagónicas las dos metodologías: Galán, Alba (2023) Metodologías activas vs metodología tradicional. Enlace disponible el 7/4/2024 en: youtube.com/watch?v=ZSU-xV-2aMI

Artículo para profundizar en la crítica a las nuevas metodologías: Gregorio Luri (2022) La escuela no es un parque de atracciones

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