Una bona reflexió, tot i que no hi estic 100% d'acord

Replantearse la lucha contra Bolonia
Tras la manifestación del 6 de marzo en Sevilla y Barcelona, el sector estudiantil más concienciado en contra de Bolonia ve como cada vez hay más apoyo y va cogiendo más fuerza la “lucha” estudiantil; en este momento de impulso y fuerza es cuando, sin embargo, hay que pararse y ver el recorrido que estamos trazando y si nos estamos desviando de nuestros objetivos primordiales.
Anónimo (Para Kaos en la Red) [13.03.2008 22:49] - 274 lecturas - 0 comentarios

Desde hace años, han surgido pequeños movimientos de lucha en diversas partes del Estado español, debido a la creación de los Planes de Bolonia y, más concretamente en España, a leyes tales como la LOU y Reales Decretos, que vienen a materializar esos planes de Bolonia, implantando poco a poco el Espacio Europeo de Educación Superior, que supone la privatización de la Universidad hasta ahora pública y la entrada de empresas en la Universidad, causando la precarización del alumnado y la elitización de la enseñanza superior, debido a las altas tasas impuestas. Estas luchas, aumentadas ahora ante la inminencia de la aplicación de los Planes, se han centrado en la convocatoria de manifestaciones, en la información y en la petición a las autoridades competentes a nivel local (decanos-rectores) de la abolición de dichos planes. Por lo tanto, la lucha ha estado dirigida a presionar a los poderes políticos, los que implantan las leyes, pero no a los que las fomentan y apoyan directamente.

Estos planes de Bolonia se encuadran dentro de una serie de reformas en los sectores públicos con el afán de privatizar la enseñanza. La reforma, por lo tanto, se sitúa directamente en el plano económico, en una coyuntura en la que las empresas ven en la educación el siguiente campo abierto para sus ganancias, entrando este sector en el mercado europeo (en este caso) para regocijo de los grandes holdings y capitalistas que se beneficiarán con esta medida.

Las acciones antes expuestas (información, atracción del estudiantado, peticiones con firmas, etc.), aunque necesarias para que esta lucha no recaiga en una élite bien preparada que dirija a los estudiantes, son, sin embargo, insuficientes si entendemos que para el sector económico (como bancos, grandes empresas) beneficiado con esta reforma educacional, estas acciones son inofensivas y las podrán seguir impulsando a través de sus títeres: políticos y rectores.

Por lo tanto, la lucha debe ser directa contra los bancos y organismos económicos, sea cual sea el método y con el objetivo de hacerles daño y que vean que los estudiantes tienen la fuerza que a ellos les daña. Este tipo de lucha directa, llevada a cabo a lo largo de la historia de manera continuada y como motor del cambio y de la materialización de las reivindicaciones populares, sin embargo, está siendo denigrada y torpedeada por los políticos y medios de (des)información. De este modo, aunque los estudiantes lleguen a la conclusión de que son los poderes económicos los culpables de estas reformas, no deciden actuar por medios que no sean los asumibles por el poder político: lo legal, las manifestaciones, la recogida de firmas, apartando, por miedo o por rechazo, otros medios más efectivos.

Estos medios directos, pueden variar en función de la fuerza y cantidad de luchadores con que se cuenten, y siempre presenta un riesgo ante la cada vez más intensa presencia policial en las ciudades del estado español. Sin embargo, no hace falta un gran número de efectivos, ya que con precisión y astucia, a lo largo de la historia se ha visto como un pequeño número de personas han logrado hacer mucho daño a estados y sociedades militarizadas como en la que vivimos. Para que esta lucha se dé, deben desecharse esas ideas de que queremos que la prensa no nos “condene” como “radicales”, ya que si la prensa nos apoya, y puesto que la prensa es un aparato directamente controlado por una oligarquía dominante y unas empresas muy concretas que luchan contra cualquier respuesta ciudadana hacia el Estado capitalista, debemos estar seguros que nuestra lucha no va por buen camino, que nuestros esfuerzos no están materializándose en amenazas reales para el sistema, que, en definitiva, no somos un peligro para ellos, ni por lo tanto, les estamos presionando lo suficiente para que las tornas cambien.

Habría que indicar que es lo que históricamente ha ocurrido cuando un sector social no lucha realmente por sus derechos, y trata de solucionar sus problemas con el diálogo, cuando se ha demostrado que este no es posible con el estado capitalista. Me remito a las luchas contra la LOU, donde, a pesar de la gran movilización y organización estudiantil, el gobierno terminó implantando la ley de enseñanza.

Para terminar, y volviendo al objetivo de este escrito: ver cual es la meta de nuestro lucha, e irnos fijando, en los medios que estamos utilizando, es importante ver que precisamente la meta es clara en la mayoría del sector universitario: frenar totalmente Bolonia, no hacer reformas, levantar desde este sector la Universidad que queremos, no permitir la entrada de las empresas y los bancos en las Universidades….pero son en los medios de hacerlo donde no estamos siendo conscientes de que son insuficientes, donde nos quedamos atrasados, por decirlo de alguna manera, respecto al objetivo, un objetivo muy difícil de conseguir e incluso casi inalcanzable si no llevamos a cabo actuaciones contundentes, definitivas.

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